El otro día me preguntaron que qué era lo que me parecía más difícil de hacer un retrato. Y bueno, hay muchas cosas, la proporción, no perder el control del retrato (cosa increíblemente fácil), y muchas más. Sin embargo, hay una dificultad relacionada, que aún no he conseguido dominar, y es: ¡Fotografiar mis propios dibujos!
Hay veces que me tiro 7 días con un retrato hasta que consigo que quede como yo quiero, luego le hago la foto. La subo al ordenador, la miro… la vuelvo a mirar… ¡y me doy cuenta de que la foto dista mucho de la realidad del dibujo!
Vuelta a empezar: Saco otra foto, bueno, tres o cuatro por si acaso. Las meto al ordenador, las miro… las miro de nuevo… y, al final, acabo subiendo al blog la que me parece menos mala, aunque en realidad, ninguna saca el dibujo con verdadera fidelidad.
Basta que sin querer, no hagas la foto perfectamente paralela al dibujo y el resultado es que la cara adquiere otra forma distinta. Y eso por no hablar de la iluminación. Al parecer a las cámaras les cuesta mucho sacar blancos puros si no es en determinadas y estrechas circunstancias. El grafito, si le da mucha luz, brilla, por lo que un flash, o un foco mal puesto y la mitad del dibujo “desaparece” o parece más flojo.
Todo eso lo vas aprendiendo a base de tropezar, y, sin embargo, no por eso uno encuentra la solución.
Una forma de no tener este problema, sería escanear los dibujos, que claro, daría mejor calidad. El problema es que mis retratos, actualmente miden 38x50cm. Y eso sólo entra en un escáner industrial. No queda más remedio que hacer fotos.
Para los que queráis comparar diferencias, cuelgo aquí dos fotos del mismo retrato, tomadas de forma distinta y con iluminación distinta… y aún así… en la segunda logré que el rostro no se deformara casi, sin embargo, en ninguna de las dos aparecen correctos los trazos de grafito (no hay más que ver que en ambos, el pobre Russell Crowe parece Cantinflas).
Bueno, si alguien sabe algun truco o técnica que me pudiera ayudar se agradecerán los aportes!